sábado, 21 de enero de 2012

Comentario de la contraportada del libro (Editorial CASATOMADA)

Desde los Cuentos Malévolos de Clemente palma, la tradición del género fantástico ha encontrado (en el cuento primero, en la novela después) estupendos cultores: Valdelomar, Ribeyro, Congrains, Calderón Fajardo, Adolph... solo por mencionar algunos nombres. Y es que este género combina, en buenas manos, esa mezcla fascinante de lo desconocido con la aventura. Y Amador Caballero no es ajeno a ello.
Narrado con un lenguaje trepidante, dinámico y cautivador, Los salvadores de Quispichix, el demonio de las dos caras, constituye la primera entrega de una saga que el autor ha sabido tejer hábilmente, seduciendo desde sus primeras páginas al lector, involucrándolo con una historia donde el aprendizaje, las traiciones, la aventura y el amor, se sucederán en un mundo paralelo, y donde el lector quedará, irremediablemente, seducido hasta el final.

Hans Rothgiesser escritor y periodista, autor de "El Heraldo en el muelle", escribe sobre Los salvadores de Quispichix

RESEÑA
Según varios la novela de Amador Caballero, Los salvadores de Quispichix, es de lo mejor de la nueva literatura peruana de fantasía. En este espacio dentro de la página web de la Editorial Casa Tomada hay una breve reseña del libro y una corta biografía del autor. Ahí anuncian que el plan es que ésta sea la primera de una saga. (http://mildemonioscultural.wordpress.com/)

Los salvadores de Quispichix de Amador Caballero tiene el mérito de ser una novela que no se parece a ninguna otra. Es una mezcla de ciencia ficción con fantasía y elementos andinos que tiene su mérito por varias razones, aunque me habría gustado que no sea tan corta (tiene apenas 177 páginas). Y que no haya tenido tanto error ortográfico. Ahí falló Editorial Casatomada que no le puso mayor atención a la edición de estilo. Aunque también hay que reconocer que fue bien valiente para publicar algo tan fuera de lo normal.
La historia gira alrededor de una sociedad de seres llamados runas en un planeta llamado Paccha. ALa novela empieza con una lucha entre estos seres contra una fuerza invasora, batalla que pierden. El resto de Los salvadores de Quispichix narra las penurias que pasan unos cuantos de estos runas varios años después para liberar al planeta del dominio de estos invasores.
Un gran primer mérito de Amador Caballero es mantener la trama por 177 páginas sin nunca decirte cómo son los runas. Se supone que tienen forma de humanos, pero nunca se deja en claro. Nunca se dice de qué tamaño son, tampoco. Solamente que son más pequeños que los invasores, pero nada más. En algún momento se menciona que otro ser que los ayuda tiene cola, pero no se menciona si los runas tienen cola. Puede sonar tonto, pero es un detalle que me parece importante y bastante rescatable.
Además, el autor se inventa toda una sociedad para los runas que nunca es completamente explicada, pero sí sugerida. Esto también me parece un mérito. Obviamente él se ha imaginado cómo funcionaba la sociedad antes de la invasión y lo va soltando de a pocos en distintos momentos. De hecho, éste fue uno de los detalles que más me gustaron a nivel personal. No entra en mucho detalle y no describe exactamente, por ejemplo, cómo está organizado el ministerio que se forma para liderar la rebelión. Pero se sabe que hay una organización y que tiene jerarquías. Ese equilibrio entre dar muchos detalles y ser demasiado vago no es fácil, pero en Los salvadores de Quispichix me parece que funciona. Algo similar pasa con los personajes. No están analizado completamente, pero no hace falta. Sus acciones los definen, así como sus diálogos. El resultado son personajes bastante sólidos y hasta predecibles, lo cual en este caso es algo bueno.
Un punto que hay que necesariamente hay que mencionar es el uso de palabras en quechua para nombrar personajes, para hacer referencia a lugares, etc. Es un detalle totalmente dispensable, pero que le da un toque novedoso a una historia que transcurre en otro planeta con otras reglas y que tranquilamente pudo haber usado palabras en celta o en guaraní. No obstante, que sean en quechua sirve para mantener un interés a un nivel completamente distinto.
La única crítica que le hago al material de Amador Caballero es que hay un quiebre en la historia que creo que rompe con la dinámica. La novela tiene una evolución que funciona bastante bien: Una rebelión se está gestando y está creciendo y está conspirando y el villano lo sabe y etc, etc… Pero de pronto, los dos personajes centrales son transportados a otro mundo, en donde las cosas se dan a un ritmo completamente distinto. Cambia la novela de una historia de libertad a una crónica de viaje por tierras extrañas que no llega a funcionar, para luego regresar a la historia de la lucha por la libertad en el escenario original (Paccha). Este quiebre me parece que no llega a funcionar, aunque sirve para que el encuentro final tenga más sentido. Esa parte que narra lo que vendría a ser un viaje a otro mundo en donde las reglas son distintas y las soluciones parecieran arbitrarias (aunque se supone que no lo son) pareciera que se le va de las manos al autor. Algo que contrasta con el resto, en donde, por el contrario, pareciera que sabe exactamente lo que está haciendo, por el nivel de detalle y de referencias que usa a elementos del propio mundo imaginario que él ha creado.
En su página de Facebook, Amador Caballero anuncia que está preparando una segunda parte. El final de Los salvadores de Quispichix es relativamente abierto. Como lector yo le pediría que se centre en la sociedad de los runas en Paccha y que explore un poco más las intrigas políticas y los engaños que tan bien le sale y que, por la manera como está escrito, deja con las ganas de saber más al respecto.

RESEÑA
El autor de la novela peruana de fantasía Los salvadores de Quispichix, Amador Caballero tiene un blog (además de una activa presencia en Facebook). En este post reproduce una breve reseña que le dedicó Daniel Salvo, en el que se cuenta rápidamente de qué se trata la obra.

Daniel Salvo (periodista)

La acción transcurre en un planeta lejano, Paccha, poblado por seres inteligentes que han desarrollado poderes especiales para defenderse. El objetivo final de sus enemigos es apoderarse del cori, un metal prodigioso.
A pesar de estos poderes especiales, que dividen a los moradores de Paccha en tres clases (los runas, quienes carecen de poderes; los apurunas, dotados de poderes mentales, y los runasalqas, quienes pueden transformarse en grandes bestias), el planeta caerá bajo las huestes invasoras de Ahanash y su emisario, el demonio Lanlaku.
Pero así como la caída de Paccha ha sido profetizada por el sabio Quispichix, también se ha profetizado su salvación, a manos de tres niños.
En esta primera entrega de una anunciada trilogía, se narran los orígenes de uno de los salvadores, una apuruna llamada Kuya. La trama, pues, gira en torno al enfrentamiento entre ambas facciones.
Si bien la acción transcurre de manera trepidante, no está de más advertir que, en ocasiones, la novela adolece de un vocabulario poco feliz y limitado, como cuando se refiere a una manifestación de alguno de los poderes de los personajes como "una energía verde"; o genera desconcierto en el lector al cambiar el tiempo en que se narra la acción de pasado a presente,
No carece de interés el uso de palabras en quechua, así como las referencias a mitos y cosmogonías de origen andino y amazónico, así como la sicología de los personajes, inusual para el tipo de historia que se está narrando. También se aprecia el homenaje, no siempre conseguido, a novelas y series animadas de fantasía. Esperemos que la siguiente entrega sea mejor.


Ficha técnica:
Los salvadores de Quispichix (Editorial Casatomada)
Amador Caballero

MUNDOS IMAGINARIOS
El demonio de las dos caras

Daniel Salvo. Periodista

(Tomado del diario El Peruano)

Los salvadores de Quispichix según Walter Guardales

Es una novela muy interesante de principio a fin,
que te deja envolver desde la primera pàgina
porque esta llena de personajes ùnicos;
que van transcendiendo a medida que avanzas en la lectura
hasta alcanzar un rol protagònico.
Esto, sumado a la odisea interplanetaria que les toca vivir a los personajes;
hacen de esta primera entrega un Big Bang de imaginaciòn
que entrelaza la aventura,el coraje, la valentìa
y los sentimientos mutuos.
Bien por el escritor y;
esperemos que no tarde demasiado la segunda entrega.

Walter

El demonio de las dos caras o las dos caras de Amador (por Yecov Rojas - Educador)

Paccha es un planeta extraño, habitado por seres extraños, con nombres extraños, con poderes y habilidades que no entienden; pero todos escondidos en la mente de un humano, en el universo misterioso que se nos había ocultado: Los salvadores de Quispichix.
Amador Caballero, con un lenguaje sencillo y de fácil lectura, ha llevado la historia por parajes de sueños y ensueños, por búsquedas y descubrimientos personales, por luchas y triunfos comunes, que hacen a esos pequeños seres llamados Runas, muy cercanos a los seres llamados humanos.
Ahanash, un ser malo, que depende de otro con más poder, Lanlaku, que a su vez, tiene una personalidad dual, de bien y de mal, donde el bien termina siendo dominado por su contra par, para luego buscar destruir todo lo conocido y tener el control total de su universo.
Una profecía, un profeta milenario, una madre que lucha por su hija ―y es una fiera literalmente― pero la entrega a los designios del tiempo, otra madre ―maga poderosa― despojada de su maternidad, un niño sin estirpe y sin madre, unas niñas cuyos poderes residen precisamente en su inocencia; y todo el pueblo y todas las madres y todas las razas unidos por salvar sus mundos.
El triunfo final del bien sobre el mal, la búsqueda del poder, los pueblos que nacen se organizan, se desorganizan y se vuelven a organizar, el amor por el suelo y sus riquezas, las razas, las tradiciones y la búsqueda de la salvación, nos acerca a ese cosmos, y lo sentimos próximo y conocido y familiar, casi aquí, muy cerca, a la vuelta de Lima.

Yecov

Comentario sobre los Salvadores de Quispichix (por Rosa Fripp - Terapeuta)

Luego de dos leídas durante mis despertares de amanecida ayer, en la tarde, sentada en mi jardín, tomando un té caliente terminé de leer tu novela. Ha sido grato leerla grato volver a unirme a otros seres, en sus aventuras grato mantener mi mirada en ell ...os, viéndolos a todos, siempre como seres humanos a pesar de todas las descripciones fantásticas de sus cuerpos diferentes al nuestro. Constaté que mas allá de los planetas, formas, lenguajes mi lectura siempre iba hacia lo común, lo eterno, lo esencial: los sentimientos la maternidad y paternidad, el amor de pareja el coraje y sobre todo, me interesó sobre manera que hayas tocado un tema tan hermoso: el lado luminoso y oscuro en cada ser. Es un tema que me encanta pues es el requisito para volverse un ser completo y real: el conocer ambos lados de uno mismo. Me encantó el respeto y protección que trasmitiste hacia los seres llamados a salvar a los demás, pero que también merecen y necesitan protección y apoyo y por último, me alegro mucho que hayas incluido el tema de los colores, de las luces de la sanación.... Realmente, un placer, leer tu novela y aunque valoro mucho tu esfuerzo por comunicarte con nuevas palabras y crear un nuevo mundo me permito confesarte, que sobre todo gocé de aquello que hacía sentir a ese otro mundo, con el nuestro .... Muy astuta tu manera de terminar tu novela tentándonos con la continuación ... De todas maneras, con esta primera entrega, estoy satisfecha gracias!!!!

Romy

Ciencia ficción (por Carlos Saldivar)

Entre los géneros literarios más fascinantes surgidos en nuestra historia universal tenemos a la ciencia ficción. Corriente, no solo literaria, sino también artística que ha sido explotada arduamente por los narradores, poetas, pintores, dramaturgos, autores de cómics, directores de cine, etc. Sin embargo, a pesar de su inmensa popularidad (acompañada muchas veces de una escasa calidad), la ciencia ficción es un género que aún no goza de estatutos que la definan como tal, lo cual provoca que haya muchos textos que no puedan encajar en dicha taxonomía. A lo que me refiero con dicha aseveración es que los límites de la ficción científica aún son nebulosos e indefinibles y dudo mucho que, en los próximos años, algún estudioso sesudo pueda decirnos porque una novela es o no del género que nos ocupa. John W. Campbell, prestigioso director de la mítica revista Astounding, decía que ciencia ficción es todo aquello que se publica en las revistas de ciencia ficción, comentario que nos remite a lo siguiente: Hubo y hay libertad entre los editores, lectores y los propios autores para incluir un texto dentro de dicha corriente. He analizado muchos casos dentro de mi país y en el extranjero, y he comprobado que, generalmente, cuando una obra es catalogada como ciencia ficción por uno de estos tres bastiones (editor, lector o autor) resulta siendo de tal género. Esto a modo de anécdota. Abundan más los casos en los que a las obras de ficción científica no se les reconoce como tales y se les brinda otros rótulos, mayormente inventados, mal manejados o torpes. Esto es muy penoso. Porque estoy seguro que la gente que habla mal de dicho género, nunca lo ha leído o no lo ha absorbido como debe ser, es decir, consumiendo buena ciencia ficción literaria. Hay quien dijo que La carretera de Cormac MacCarthy no es ciencia ficción porque el tema no es la ficción científica, sino la relación entre un padre y su hijo. Bueno, el tema puede ser cualquiera. La amistad entre un hombre y una bestia, por ejemplo. Pero si la ambientación corresponde a la ciencia ficción, entonces estamos ante una ficción científica. Y si el autor de dicha obra dice que no es así, no le creamos. El escritor es el menos indicado para juzgar una obra suya, ya lo dijo el maestro Stephen King. Tengo la impresión de que la ciencia ficción es uno de los géneros que más se consume y, al mismo tiempo, resulta ser el menos conocido por el ciudadano de a pie. Esto resulta curioso porque ésta podría ser una de las vertientes de la literatura más rica en subgéneros que existe. Tenemos las utopías, las distopías, las ucronías, la space ópera, los mundos paralelos, alternativos, apocalípticos, post-apocalípticos, etc. Demos un pequeño vistazo a la ucronía, esta vertiente puede, incluso, contener a dos subgéneros muy trascendentales: El steampunk y el cyberpunk. Subgéneros dentro de otros subgéneros. No olvidemos además las combinaciones de géneros: La ciencia ficción de terror (It de Stephen King, Watchers de Dean R. Koontz), la ciencia ficción policial (Las bóvedas de acero y El sol desnudo de Isaac Asimov). La ciencia ficción política, sociológica, antropológica, teológica, etc. Esta pequeña introducción nada más pretende convencerlos de las múltiples posibilidades de la ciencia ficción como género literario, como arte y como medio de expresión. Ahora me gustaría hablar de una cosa muy interesante de la cual, ustedes, amables oyentes, quizá no estén enterados. La relación entre ficción científica e imaginación.

Veamos, la ciencia ficción es el género de la imaginación. La imaginación es parte de un proceso. Al imaginar se inventa o se recrea. Dependiendo de si se escribe o se lee. O si de solo se piensa. Cuando uno escribe crea y/o construye. Cuando uno lee recrea o arma, de acuerdo a las señales o piezas que le brinda el escritor. De esta manera podemos dilucidar que en el proceso de escritura, que es lo que nos ocupa, pueden existir dos tipos de imaginación: La constructiva y la creativa. Lo que menciono no forma parte de ninguna teoría ni estoy citando a ningún estudioso, solo es parte de mi visión personal. Para ser mejor entendido procedo a explicar cada una de estas manifestaciones del proceso de imaginar. Los escritores realistas construyen, cimientan (imaginación constructiva). Toman como base la realidad y, de esta manera, edifican una construcción compleja y elaborada que comprenderá personajes, diálogos, situaciones que se escribirán en pos de dar a luz un discurso. Los escritores fantásticos crean, inventan. En especial, los de ciencia ficción. No se valen de la realidad para construir sus edificios. Conciben otra realidad y, a partir de esta, sostienen el mundo, los seres y los sucesos derivados paridos por su imaginación. Y muchos autores de ciencia ficción no solo crean, sino que también construyen sobre los mundos que han creado. Realizan una doble labor. Deben edificar universos que no puedan desmoronarse. Por eso los escritores de ficción científica siempre me fascinarán.

A lo que voy es lo siguiente: Creo que la ciencia ficción es el género más completo que existe, lo cual no significa que sea el mejor. Cada vertiente de la literatura es valiosa siempre en manos de un escritor hábil. No hay géneros mejores que otros. No obstante, la metodología en el arte de contar varía de una corriente literaria a otra. Pero he de dejar algo en claro: Existen dos tipos de literatura (y no voy a caer en el cliché de decir buena y mala literatura, lo ideal es que la literatura sea siempre sea buena. Existen sí los buenos y malos discursos). Disculpen la divagación, existe la literatura construida a partir de la realidad y la literatura construida a partir de la irrealidad. Literatura escrita a partir de la realidad que conocemos y literatura escrita a partir de una realidad nacida de la mente de un autor. Piensen en una novela donde se invente todo, hasta el más mínimo detalle. Se tratará de un proceso imaginativo llevado al límite. En resumen, si el autor crea una civilización ubicada en otro planeta, con costumbres extravagantes, con formas físicas estrambóticas, estará creando una realidad a partir de una irrealidad. Creo que esto ya lo mencionó el genial Philip K. Dick alguna vez. La escritura de tal discurso, en mi opinión, requiere de una enorme imaginación, herramienta clave de todo escritor. Y de una mente ciento por ciento arquitectónica. Ejemplos: La saga Dune de Frank Herbert, El señor de los anillos de Tolkien, El hombre cubista de Alberto Hidalgo. ¿Se dan cuenta de que solo una de estas tres obras es de ciencia ficción? Porque no es una cuestión de géneros, sino de una construcción discursiva a partir de una realidad preconcebida. Esto solicita que brindemos una breve mirada a la relación entre imaginación y proceso de escritura. No deseo expandirme mucho en este tema, de modo que lo dejaré para otra oportunidad. Por eso concluyo este punto, diciendo que existe una ciencia ficción escrita a partir de un asombroso proceso imaginativo. A veces me pregunto: ¿Qué escritor es capaz de realizar tan magnánima labor? Pues muchos. Las novelas con mundos creados se han escrito desde siempre y, de seguro se seguirán escribiendo hasta que se acabe el verdadero mundo.

En nuestro país, el género de la imaginación se ha ido consolidando a paso lento, aunque seguro. Desde la época en que ese genio llamado Clemente Palma publicaba, hasta los tiempos de José B. Adolph, escritor muy respetado en el extranjero. Y, lamentablemente, poco conocido en nuestra patria. La ficción científica ha estado siempre, de algún modo, rezagada a un segundo plano por la crítica literaria. Sin embargo siempre hemos tenido escritores que han incursionado en la ciencia ficción: Eugenio Alarco, J. M. Estremadoyro, Juan Rivera Saavedra, que son solo algunos de los referentes más importantes. En la última década han ido sonando algunos nombres importantes dentro del circuito literario nacional. Tenemos a José Güich Rodríguez, Alexis Iparraguirre, Daniel Salvo, Luis Bolaños De la Cruz, Adriana Alarco de Zadra, Tanya Tynjälä, Pedro Félix Novoa, Yelinna Pulliti, Pablo Nicoli Segura, y tantos otros, cuyos maravillosos escritos demuestran que sí existe una ciencia ficción nacional. No hablo de un grupo de autores que se reunieron y decidieron que escribirían ficción científica, hablo de escritores que consumieron este género como debía ser y decidieron, de modo individual, expresar su arte a través de dicha corriente. Lo cual tampoco indica que todo lo que escriban sea ciencia ficción, sino que gran parte de lo que han escrito se circunscribe a ese género y, definitivamente, está muy bien escrito. Lo cual indica nuevamente que en la literatura peruana el género no es ningún problema siempre y cuando el escritor sea efectivo.

Por eso ha sido una agradable noticia saber de la novela de Amador Caballero: Los salvadores de Quispichix, subtitulada: El demonio de las dos caras (lo cual me hace deducir que estoy ante la primera parte de una saga). Resultado de una magnífica iniciativa por parte de la editorial Casatomada.
Esta obra es ciencia ficción en todo el sentido de la palabra. Por múltiples factores. Menciono uno, muy contundente: La acción se desarrolla en el planeta Paccha. Un fascinante mundo concebido por una imaginación que, a todas luces, se muestra fértil y segura. Es sorprendente como, en solo dos líneas, el autor logra sumergirnos de inmediato en el mundo epistémico creado por él. Caballero no subestima al lector y eso resulta agradable. Cito, por única vez, del texto:


“Dos Lunas iluminaban la triste noche del cielo de Paccha, un planeta de cuatro continentes, habitado por los pequeños y peludos runas...” (9).


Así arranca la novela. Ahora analicemos, muy brevemente, un par de puntos básicos de la obra: No soy afecto de encuadrar una obra dentro de una clasificación taxonómica. Al menos, no lo hago a menudo. Sin embargo, en esta oportunidad voy a hacerlo, a fin de poder explicar mejor mi punto de vista al respecto. Los salvadores de Quispichix... podría encuadrarse en lo que llamamos La ciencia ficción épica. Un género bastante interesante ya que conforma una mezcla de fantasía épica (con su mundo fascinante, sus héroes, doncellas, monstruos y villanos) y ficción científica. En lo que concierne a la Epic Fantasy, tenemos a J. R. R. Tolkien como el más grande representante. Amador Caballero ha diseñado un universo que no se parece al de Tolkien, sin embargo mantiene la misma esencia. El mismo espíritu. Esto resulta, en suma, alentador para nuestras letras. Un autor capaz de diseñar una novela donde todos sus elementos cuajen y funcionen con gran precisión, es digno de respeto. Como dije, tiene elementos de un género en el cual, la acción trepidante y la aventura son las constantes básicas. También pueden notarse otros aspectos de dicha corriente como la superstición y la brujería. Sin embargo, es ciencia ficción también y no solo porque la trama se desarrolle por entero en un planeta lejano. Ese sería un recurso muy fácil. Sino porque hay mecanismos y elementos de la ficción científica. Dos ejemplos: 1) La tecnología armamentística del ejército villano y 2) Las capacidades mentales ultra desarrolladas de toda una raza (los apurunas).
¿Podríamos estar hablando entonces de un pasado remoto peruano? Claro que no, hablamos de un mundo paralelo. Donde muchos de los temas humanos como el honor, la valentía y el amor (frenado por las barreras raciales) funcionan de manera adecuada. El texto me recordó, por cierto, a las leyendas del imaginario andino y selvático. Con sus fantásticas criaturas y espíritus ancestrales. Es una suerte de Asgard en el Perú. Nuestro país goza de una inmensa cosmogonía, un universo de seres fabulosos que es muy superior al de otras culturas. Muchos autores han tratado en sus libros el asunto de estas entidades, sin embargo pocos lo han hecho con seriedad y con oficio. Caballero, en esta novela, logra lo que pocos, abre las puertas de esta otra dimensión, mostrándonos sus entrañas. Sus personajes. Y sus criaturas de ensueño. Y de pesadilla.
En la novela, el mundo de los runas (divididos en apurunas, runasalqas y runas comunes) es invadido y dominado por el demonio Ahanash. Según la profecía del sabio Quispichix, tres niños están destinados a convertirse en los héroes que acabarán con las huestes malignas y devolverán la libertad al planeta Paccha. Kuya, hija de los guerreros Kallpa y Janaxpacha, es la primera en aparecer. En cierto momento su padre es asesinado. Ella es, desde entonces, protegida por su madre. Lamentablemente llega a ser capturada por el demonio. No obstante, consigue escapar, al mismo tiempo que descubre cuál es su misión. Surge después un niño llamado Wintata, quien también resulta ser un elegido. A partir de ese momento los protagonistas inician la búsqueda de la tercera niña. Este peregrinaje desembocará en una aventura llena de acción, romance y misterio. Los niños no estarán solos, sus familias les apoyarán en la concreción de su empresa, incluso, los pueblos sometidos olvidarán sus diferencias en pos de lograr la libertad anhelada.
La obra, narrada con un lenguaje certero, nos remite a varios aspectos importantes: La entrega por la causa y el honor. Cabe decir, que lo que parece fantástico en el texto no lo es, ya que todos los fenómenos acaecidos están sujetos a las leyes del planeta Paccha; me explico: El hecho de que una mujer que se transforme en bestia en el planeta Tierra ha de ser visto como un evento fantástico. En cambio, según la biología del planeta Paccha, escenario de la novela, este fenómeno es posible ya que se encuentra sujeto a las reglas científicas de este mundo (en ciencia se le conoce como Metamorfosis). Desde este mismo punto de vista, podríamos aceptar una fusión entre espiritualidad y ciencia que abarca gran parte del texto. Nótese al leer el texto el papel de Los elegidos, los tres héroes destinados a combatir las fuerzas oscuras. Hay una visión de tipo religioso. La salvación de la humanidad gracias a tres niños. La lucha eterna entre el bien y el mal. El sacrificio de los pueblos para salvaguardar la vida de los elegidos a fin de que puedan cumplir su misión. La presencia de espíritus que circular alrededor de los personajes para ayudarlos o atormentarlos. El rótulo de demonios para los antagonistas.
La psicología de los personajes también resulta interesante. Para citar un solo ejemplo, el máximo villano tiene un lado oscuro que en algún momento de su vida logró dominarlo.
En el aspecto formal notamos una abundancia de diálogos, lo cual indicaría un gusto del autor por el género dramático. Tanto por la efectividad de las conversaciones como por la disposición de los escenarios donde tienen lugar las mismas.

Los salvadores de Quispichix. El demonio de las dos caras resulta una obra plagada de acción que se lee de un tirón. Nos presenta así a un escritor que piensa bien sus argumentos, que demuestra una gran capacidad para conectar con el lector y que le da la importancia debida al contenido de su discurso. Amador Caballero, estoy convencido, puede ya, con toda virtud, ser considerado como un valioso referente de la literatura fantástica actual.

Carlos Enrique Saldivar